El coronavirus mantiene este lunes a América en una situación de máxima tensión por cuenta de los casi 200.000 fallecidos y 3,7 millones de contagiados mientras se avecina a la región, la que los expertos pronostican, será la mayor recesión económica en el último siglo.

El reporte más reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que la cifra de afectados por el virus superó hoy en el mundo los 7,8 millones y los muertos llegan a 431.192.

América es actualmente el continente con mayor número de contagios, con 3,7 millones, y cuenta con el país más afectado del planeta: Estados Unidos que asume alrededor de dos millones de casos y un balance fúnebre de 116.000 fallecidos por el coronavirus.

Hay alarma en Brasil por sus 43.000 muertos y cerca de 870.000 enfermos; en México, que rebasa los 146.000 contagios; Colombia, que pasa de los 50.000 casos; Perú, que llegó a 230.000 infectados, y Chile que anunció 179.436 contagiados.

Centroamérica también es vigilada de cerca ya que experimentó la semana pasada una explosión de casos y muertes por coronavirus, con cifras diarias récord en casi todos sus países, que acumulan al menos 45.531 contagios y 1.255 defunciones, lo que, sin embargo, no ha impedido que su golpeada economía comience a reabrir.

Temor ante incremento de contagios

A pesar de los intentos por salir de la crisis, en Estados Unidos el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, amenazó con revocar licencias a bares y restaurantes que incumplan las normas de prevención contra el virus tras recibir más de 25.000 quejas en los últimos días, la mayoría en la Gran Manzana y Long Island.

Lo mismo pasa con los mandatarios de Miami, Francis Suárez, y Miami Beach, Dan Gelber, que hicieron “sonar la alarma” sobre el riesgo que supone bajar la guardia en la prevención del virus.

A pesar de ello, en una rueda de prensa ambos alcaldes dijeron que volver a ordenar a sus conciudadanos que se queden en casa sería el “último recurso”, algo que, según Suárez, tendría un “efecto dramático” en la economía de Miami-Dade, que antes del COVID-19 era próspera, pero ahora está quebrada y tiene 400.000 desempleados.